7.10.2013

Parques... ¡que lugares!

Hace tiempo os pregunté por aquí vuestra opinión respecto a algunas cuestiones sobre los parques. Fuistéis muy muy amables y obtuve respuestas de muchos de vosotros. No sé si lo dije entonces, pero esa pequeña y nada oficial encuesta iba destinada a un pequeño artículo de opinión que se ha publicado en la revista Naif Magazine. Esto fue lo que parí a partir de vuestras respuestas y mis propias deducciones.
¡Gracias a todos!
Ilustración Aníbal Hernández


Es inevitable, si tienes hijos vas al parque. Es así y punto. Antes o después, mucho o poco, entre semana o un ratito del fin de semana, pero el parque lo pisas, porque si, porque es su hábitat, el de tus hijos, como la plaza del pueblo para los del pueblo, las obras para los jubilados, el centro comercial para las chonis o el paseo marítimo para los que van a la playa. Es el lugar de encuentro y esparcimiento infantil por antonomasia.
Desconozco los códigos de comportamiento de los niños cuando se juntan en grupos, en el parque o fuera de el. Su mundo me resulta misterioso, fascinante y tan brutalmente natural que se que jamás sería capaz de entenderlo, ni quiero, es una de esas cosas que pertenecen a la infancia, como la imaginación loca, y que una vez que la pasas, la pasaste y ya no hay vuelta atrás. Por eso, aunque me chifla jugar con mis hijas, cuando se juntan con otros niños, prefiero que se
desenvuelvan solas. Así pues, no enfocaré este artículo con la intención de sacar claves del comportamiento de los niños, al fin y al cabo, es muy probable que la mayoría de los que leáis estas líneas ahora seáis padres, madres o tutores, y quizá seáis vosotros los que quisierais encontrar una forma de disfrutar o pasar esos momentos de parque deseando algo más que el que pasen ya las dos horas y puedas subir a cenar y ver Juego de Tronos.
Ante todo, no es que no me guste jugar y pasar horas con mis hijas, nada más lejos, es el parque en sí lo que me crea rechazo. El parque, ese gueto dominado por menores de 10 años, que se tiran arena a puñados. Ese triángulo de las Bermudas de cualquier juguete plasticoso del chino. Esa tierra de nadie que malvive entre coches, plazas y cagaderos de perros. Y no es como los Cantajuegos o productos de esa calaña que puedo sencillamente no comprar; es el parque, ¡el parque joder!, no puedo privar a mis hijas del mundo parque en su infancia sólo porque no soporte mirar 53 veces como se tiran por un tobogán de metro y medio de altura, ni porque después de 45 minutos tenga los brazos entumecidos y esté más que aburrida de empujar un columpio con todo tipo de protecciones, ni porque en verano hace mucho calor, y las sombras del parque están tomadas por esas cuidadoras madrugadoras que se quedan impávidas mandando wassaps sin parar, y en invierno mucho frío y se me hiela el culo en los bancos. En septiembre hay mucho polvo y siempre siempre, se me mete arena en los zapatos, eso en cualquier época del año.
La verdad es que mi trabajo me impide disfrutar de tiempo libre, todo hay que decirlo, así que no soy muy asidua a los parques. Soy de las que va de vez en cuando, y tengo mi preferido, que no es ni el más limpio ni el más completo, sino el que reúne a los padres y madres que me caen mejor, porque en esta etapa de madre de niñas menores de 10 años, aunque en muchísima menor medida que mis hijas, el parque también es un poco un lugar de encuentro para adultos a cargo de niños.
Así pues, ¿que podemos hacer para sobrevivir al parque?, o aún diría más, ¿qué podemos hacer para divertirnos en el parque?
He realizado un somero estudio, que aunque vale que tampoco es que le haya pedido ayuda al CIS, si se podría decir que han participado un buen número de padres y madres,al menos los suficientes como para no sacar conclusiones a partir de una única experiencia, y pobre, al fin y al cabo, que es la mía. Gracias a estas y estos majísimos padres y madres que tuvieron a bien contestarme, puedo afirmar categóricamente que:

-Todos los que decís que os lo pasáis súper bien en el parque porque vuestros hijos disfrutan, corren y pueden ser libres, mentís. Que los niños se lo pasan bien es una obviedad como que en el polo hace frío, pero vosotros, padres y madres, sois felices viendo a vuestros hijos felices, ya, está claro, pero no sois vosotros los que sentís el viento y la libertad, los que coméis tierra como si no hubiera mañana y los que sentís la adrenalina de deslizarse a la velocidad del rayo por un tobogán. Así que a otro perro con ese hueso. El primer paso es desengañarse.
-Los que sí se lo pasan bien, son los padres y madres que se juntan con otros adultos, ya sean padres, madres o colegas que pasan por ahí, pero, y esto es indispensable, que les caigan bien. Y eso es importante, porque si no, el efecto es el contrario. Uno no se hace amigo de otro por compartir maternidad o paternidad. Hace falta mucho más, o poco más, pero hace falta algo intangible que sólo tu conoces o percibes, para hacer que la compañía con una u otra persona te resulte agradable. Así pues, haz amigos. Si a los que frecuentan el parque que te pilla cerca no les terminas de pillar el punto, vete a otro parque. El ser humano es un animal social, alguien encontraras. Pero si pese a todo, no te cae bien nadie, llama a tus amigos de siempre y pídeles que te acompañen, lo importante es que aproveches el rato en el que tu hijo está siendo libre en el parque, para ver a tus amigos.

-Otra cosa que ayuda bastante es la infraestructura. Con esto no me refiero únicamente a que el suelo sea blandito, haya estructuras grandes, esté lejos de los coches... que obviamente también ayuda, pero si no tienes la suerte de vivir en Finlandia, (o Alemania, Holanda, Suiza, Suecia... ) vaya, si vives en España, y para más inri en una ciudad más o menos urbanizada, si nos encontramos con un oasis de verde con un parque, siempre será una triunfada, pero lo será mucho más, si cerca se puede tomar una cervecita bien fresquita.

-Si pese a todo, eres de los que no has mentido, y de verdad te lo pasas súper bien y no necesitas más que la risa de tu hijo para pasártelo pipa todos los días que vas al parque. Enhorabuena. Nada de esto de hace falta.

Resumiendo, si quieres disfrutar en el parque deja que tu hijo disfrute, obsérvale desde lejos, goza con su risa y su libertad, pero, hazte una pandilla de adultos, que te caigan bien, iros a la terracita de al lado, y haz turnos para vigilar a los niños.

¿Qué llevar al parque?
Galletas; dulces, saladas, de mantequilla, de arroz, integrales, con fibra, tipo bizcocho... da igual, pero un buen surtido de galletas te evitarán quedar como una gorrona o un gorrón. Tu hijo o hija va a comerse las galletas de los demás niños. Siempre que un niño se acerca a por las suyas, un montón de ojitos suplicantes miran a esas galletas y no hay madre o padre que se resista a compartir la merienda que tenía preparada para sus hijos. Lleva de vez en cuando. No podrás hacer amigos si eres el que nunca ofrece sus galletas.
Pañuelos y/o toallitas húmedas. Un must en el bolso de cualquier madre o padre, siempre, pero en el parque más.
Zapatos fáciles de quitar. La arena que puede meterse en un zapato, con solo cruzar los metros que separan el banco del columpio es algo que contradice a todas las leyes de la física. Ponte algo sacudible, si no, te va a tocar barrer en casa y no apetece nunca.
Kits de parque del chino. Ver a un montón de padres a la hora de irse del parque, todos a la vez, como almas en pena rebuscando entre la arena el molde de tortuguita que le falta al kit de parque del chino es algo muy gracioso. Muy de observar. Los kit de parques no duran una semana. Algunos los llevan súper bien organizados; la pala, el rastrillo y los moldes de animalitos, dentro del cubo y este a su vez cubierto con una maya extensible que se ata en su extremo con otra piecita de plástico moldeable. ¿Crees que te durará siempre? Pues no. Los kit de parques son como los mecheros. El comunismo en su máxima expresión se da en el parque, así que después, de nada sirve hacer gala de la propiedad privada. El kit de parque pertenece al parque. Pero, al igual que con las galletas, una tiene que llevar al menos un kit de parque por año, y hacer así, tu contribución a la causa.


La revista, como muchos ya sabréis, está cargada de reportajes, escaparates, artículos y producciones de moda interesantísimos. Aquí nos quedan pocos números ya, perfecta lectura ahora que llegan las largas tardes de verano, playa y/o piscina.

1 comentario:

  1. jajajajajajajaja te entiendo a la perfección, yo tb soy de las que odian el parque! que coñazo! y lo dicho, adoro a mi hijo y pasar tiempo juntos, pero el parque no! el parque no!

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