8.10.2011

¿Por qué los niños son azules y las niñas rosas?

A ninguno nos extraña este axioma: ¿es niño? pues azul, ¿niña? rosa entonces.
Muchos nos rebelamos y nos negamos a vestir a nuestros retoños recién nacidos con colores que desde sus primeros días evidencien su género, aunque en general, esta despreocupación sea más fácil con las niñas que con los niños. Casi a diario me encuentro con clientes que afirman que no pueden regalar una camiseta o body a un bebé porque sus estampados son de niña, aunque eso sea simplemente porque entre sus colores se vea una traza de rosa o morado.
Entre los padres modernos que suelen venir a ¡glück! no suelen ver nada raro en vestir a sus niñas de azul, verde, gris, negro... ahora, el rosa para un niño sigue siendo demasiado, como si con esta determinación fuéramos a amariconar al lactante, que aún sin tener nada contra los gays, mejor dejarlo como está y no luchar contra algo tan socialmente extendido. Dotar a una niña del carácter masculino que pudieran aportar esos colores no está mal, pero darle aires femeninos a nuestro muchachote, ¡eso jamás!.


Pero, ¿de donde viene esto? ¿por qué azul y rosa y no verde y amarillo?.
Los colores esconden multitud de significados y referentes sociales según la cultura en la que se interpreten. En la nuestra, occidental de tradición mayoritariamente católica, desde el principio de los tiempos, las mujeres (vírgenes, reinas y princesas) se representaban en los cuadros casi siempre vestidas de azul, un color unido a la templanza y a la confianza, mientras los hombres (reyes y santos) solían lucír túnicas rojas, color que se asocia con la fuerza, la guerra, la pasión... Los niños, por su parte, siempre iban de blanco, color neutro, puro y asexuado.


A finales del siglo XIX, con la popularización de los pintores impresionistas, los colores pastel comenzaron hacer furor, y fue en esta época en la que les otorganorn colores a los bebés, pero, por muy sorprendente que ahora pudiera parecer, el azul se lo llevaron las féminas y el rojo los varoncitos, pero claro, el rojo hecho pastel, no tiene precisamente el color de la sangre, si no que pasa a ser rosa.

¿Y entonces?, ¿por qué un siglo después la asociación es opuesta?. Pues por las Guerras Mundiales. Ya en el siglo XX, siglo belicoso por excelencia, los marines, aviadores y demás héroes guerreros lucían uniformes azules, lo cual hizo que se asociara este color a actitudes que se consideraban típicamente masculinas: valentía, coraje, heroícidad...
Y ahí fue cuando cambiaron las tornas. Los niños debían encarnar esos valores de hombre, mientras las niñas el aquel que otrora fuera pasión, ahora una especie de pasión descafeinada, más propia de niñas que de reyes y santos.

Con mi primera hija me resistí a vestirla de rosa, pero ahora que la segunda está a punto de nacer, me parece una soberana estupidez. Los colores son colores, y los bebés seres asexuados que vistos en pelotillas tapados con su pañal es imposible determinar a qué género pertenecen. Y tampoco me parece importante tener que evidenciarlo, no me molesta que me pregunten si es niño o niña, prefiero vestirles como me de la gana, con el color o colores que alguien se haya preocupado en otorgar un tono bonito, algo que con buen gusto, se hace con cualquier color ya sea rosa, azul, gris, amarillo o marrón... porque si nos ponemos a buscar significados, todos los colores tienen un montón y de cada uno me quedo con unos cuantos.

1 comentario:

  1. Qué alivio leer esto y no sentirme tan sola en mis convicciones cromáticas...!

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